Go Rin no Sho (PART I)
(extraido de intenet)
Miyamoto Musashi
Prólogo
Manuscrito de la Tierra
Manuscrito del Agua
Manuscrito del Fuego
Manuscrito del Viento
Manuscrito del Vacío
Prólogo
La ciencia de las artes marciales llamada Escuela Personal de los Dos Cielos es
algo que he estado perfeccionando muchos años. Ahora, deseando revelarla en un
libro por primera vez, he ascendido al Monte Iwato, en...
la provincia de Higo,
provincia de Kyushu. Inclinándose ante el cielo, venerando a Kannon, me sitúo
frente a Buda. Soy Shinmen Musashi no Kami, Fujiwara no Genshin, guerrero nacido
en la provincia de Harima, de sesenta años de edad. He dedicado mi espíritu a la
ciencia de las artes marciales desde que era joven, hace mucho tiempo. Tenía
trece años cuando tuve mi primer duelo. En aquella ocasión gané a mi adversario,
un maestro de artes marciales llamado Arima Kihei, perteneciente a la Nueva
Escuela de la Precisión. A los dieciséis años vencí a un poderoso maestro de
artes marciales llamado Akiyama, de la provincia de Tajima. Cuando tenía
veintiuno, me fui a la capital y conocí a maestros de artes marciales de todo el
país. Aunque participé en numerosos duelos, nunca dejé de alcanzar la victoria.
Después viajé de provincia en provincia, encontrando maestros de artes marciales
de varias escuelas. Aunque participé en más de sesenta duelos, nunca perdí. Todo
ello tuvo lugar entre los trece y veintinueve años. Cuando cumplí los treinta
años y reflexioné sobre mis experiencias, me di cuenta que no había salido
victorioso a causa del logro consumado de las artes marciales. Quizá fue porque
poseía una capacidad intrínseca para esta ciencia y no me había desviado de los
principios naturales. También puede haber sido debido a fallos de las artes
marciales de las demás escuelas. En cualquier caso, practiqué a continuación día
y noche hasta alcanzar un principio todavía más profundo, y espontáneamente
llegué a la ciencia de las artes marciales. Tenía cincuenta años en esa época.
Desde entonces he pasado el tiempo sin tener ninguna ciencia en la que
investigar. Confiando en la ventaja de la ciencia militar, tal como la he
convertido en la ciencia de todas las artes y técnicas, no tengo maestro en
ningún camino. Ahora, al escribir este libro, no tomo nada de los viejos dichos
del budismo ni del confucianismo, y utilizo viejas historias de narraciones
militares o sobre la ciencia militar. Teniendo al Cielo y a Kannon como espejos,
tomo el pincel y empiezo a escribir, a las cuatro de la madrugada del décimo día
del décimo mes, en el año 1643.
El Manuscrito de la Tierra
Las artes marciales son la forma de vida del guerrero. Especialmente los
oficiales deberían practicar estas artes, y los soldados deben también conocer
esta forma de vida. En la actualidad no existen guerreros con un cierto
conocimiento de la vía de las artes marciales. Antes de nada, pongamos un
ejemplo sobre lo que es una forma de vida. El budismo es una vía para ayudar a
la gente; el confucianismo es una vía para reformar la cultura. Para el médico,
curar es una forma de vida; un poeta enseña el arte de la poesía. Otras personas
se dedican a predecir el futuro, al tiro al arco o a otras diversas artes o
disciplinas. Las personas practican las vías a las que se sienten inclinadas y
desarrollan sus preferencias individuales. Pocas personas son aficionadas a la
vía marcial de la vida. Ante todo, la vía de los guerreros significa
familiaridad con las artes culturales y marciales. Aunque sean torpes en ellas,
los guerreros deben fortalecer personalmente sus propias artes marciales tanto
como puedan sus propias circunstancias. La gente piensa normalmente que todos
los guerreros reflexionan sobre el hecho de estar preparados para morir. En lo
que se refiere a la vía de la muerte, ésta no se limita a los guerreros. Los
monjes mendicantes, las mujeres, los campesinos, e incluso aquellos que
pertenecen a las clases que están por debajo de ellos, conocen su obligación, se
avergüenzan de descuidarla y se resignan a la muerte; en esto no hay ninguna
distinción. La vía marcial de vida practicada por los guerreros se basa en
superar a los demás en todo y en cualquier cosa. Ya sea mediante la victoria en
un duelo individual, o ganando una batalla frente a varias personas, uno piensa
en servir a los intereses de quien lo emplea, en servir los propios intereses,
en llegar a ser bien conocido y en estar socialmente establecido. Todo ello es
posible mediante el poder de las artes marciales. Sin embargo, habrá personas en
el mundo que piensen que aunque uno aprenda las artes marciales, no le servirán
de nada cuando surja una necesidad real. A este respecto, la verdadera ciencia
de las artes marciales significa practicarlas de tal forma que sean útiles en
cualquier ocasión, y enseñarlas de tal forma que sean útiles en todos los
caminos.
(extraido de intenet)
Miyamoto Musashi
Prólogo
Manuscrito de la Tierra
Manuscrito del Agua
Manuscrito del Fuego
Manuscrito del Viento
Manuscrito del Vacío
Prólogo
La ciencia de las artes marciales llamada Escuela Personal de los Dos Cielos es
algo que he estado perfeccionando muchos años. Ahora, deseando revelarla en un
libro por primera vez, he ascendido al Monte Iwato, en...
la provincia de Higo,
provincia de Kyushu. Inclinándose ante el cielo, venerando a Kannon, me sitúo
frente a Buda. Soy Shinmen Musashi no Kami, Fujiwara no Genshin, guerrero nacido
en la provincia de Harima, de sesenta años de edad. He dedicado mi espíritu a la
ciencia de las artes marciales desde que era joven, hace mucho tiempo. Tenía
trece años cuando tuve mi primer duelo. En aquella ocasión gané a mi adversario,
un maestro de artes marciales llamado Arima Kihei, perteneciente a la Nueva
Escuela de la Precisión. A los dieciséis años vencí a un poderoso maestro de
artes marciales llamado Akiyama, de la provincia de Tajima. Cuando tenía
veintiuno, me fui a la capital y conocí a maestros de artes marciales de todo el
país. Aunque participé en numerosos duelos, nunca dejé de alcanzar la victoria.
Después viajé de provincia en provincia, encontrando maestros de artes marciales
de varias escuelas. Aunque participé en más de sesenta duelos, nunca perdí. Todo
ello tuvo lugar entre los trece y veintinueve años. Cuando cumplí los treinta
años y reflexioné sobre mis experiencias, me di cuenta que no había salido
victorioso a causa del logro consumado de las artes marciales. Quizá fue porque
poseía una capacidad intrínseca para esta ciencia y no me había desviado de los
principios naturales. También puede haber sido debido a fallos de las artes
marciales de las demás escuelas. En cualquier caso, practiqué a continuación día
y noche hasta alcanzar un principio todavía más profundo, y espontáneamente
llegué a la ciencia de las artes marciales. Tenía cincuenta años en esa época.
Desde entonces he pasado el tiempo sin tener ninguna ciencia en la que
investigar. Confiando en la ventaja de la ciencia militar, tal como la he
convertido en la ciencia de todas las artes y técnicas, no tengo maestro en
ningún camino. Ahora, al escribir este libro, no tomo nada de los viejos dichos
del budismo ni del confucianismo, y utilizo viejas historias de narraciones
militares o sobre la ciencia militar. Teniendo al Cielo y a Kannon como espejos,
tomo el pincel y empiezo a escribir, a las cuatro de la madrugada del décimo día
del décimo mes, en el año 1643.
El Manuscrito de la Tierra
Las artes marciales son la forma de vida del guerrero. Especialmente los
oficiales deberían practicar estas artes, y los soldados deben también conocer
esta forma de vida. En la actualidad no existen guerreros con un cierto
conocimiento de la vía de las artes marciales. Antes de nada, pongamos un
ejemplo sobre lo que es una forma de vida. El budismo es una vía para ayudar a
la gente; el confucianismo es una vía para reformar la cultura. Para el médico,
curar es una forma de vida; un poeta enseña el arte de la poesía. Otras personas
se dedican a predecir el futuro, al tiro al arco o a otras diversas artes o
disciplinas. Las personas practican las vías a las que se sienten inclinadas y
desarrollan sus preferencias individuales. Pocas personas son aficionadas a la
vía marcial de la vida. Ante todo, la vía de los guerreros significa
familiaridad con las artes culturales y marciales. Aunque sean torpes en ellas,
los guerreros deben fortalecer personalmente sus propias artes marciales tanto
como puedan sus propias circunstancias. La gente piensa normalmente que todos
los guerreros reflexionan sobre el hecho de estar preparados para morir. En lo
que se refiere a la vía de la muerte, ésta no se limita a los guerreros. Los
monjes mendicantes, las mujeres, los campesinos, e incluso aquellos que
pertenecen a las clases que están por debajo de ellos, conocen su obligación, se
avergüenzan de descuidarla y se resignan a la muerte; en esto no hay ninguna
distinción. La vía marcial de vida practicada por los guerreros se basa en
superar a los demás en todo y en cualquier cosa. Ya sea mediante la victoria en
un duelo individual, o ganando una batalla frente a varias personas, uno piensa
en servir a los intereses de quien lo emplea, en servir los propios intereses,
en llegar a ser bien conocido y en estar socialmente establecido. Todo ello es
posible mediante el poder de las artes marciales. Sin embargo, habrá personas en
el mundo que piensen que aunque uno aprenda las artes marciales, no le servirán
de nada cuando surja una necesidad real. A este respecto, la verdadera ciencia
de las artes marciales significa practicarlas de tal forma que sean útiles en
cualquier ocasión, y enseñarlas de tal forma que sean útiles en todos los
caminos.